jueves, 17 de noviembre de 2011

Mapa sin territorio.




Dibujaría la silueta de tu espalda una y otra vez...
una y otra vez, hasta que el mapa sea el territorio.
Dibujaría mis manos recorriendo tu espalda...
bosquejándola en mi mente,
aprendiendo de memoria cada detalle,
agregando algunos lunares,
un perfume,
el cosquilleo de las yemas deslizándose.
He escrito tanto de ti que te pareces a mis palabras.
Qué puedo hacer,
si me enamoro de tu espalda como me enamoro de los libros...
esperando la última coma,
el último punto,
rogando que sea suspensivo,
si es que las hojas terminan su curso...
dejando esa terrible ausencia,
de tiempo,
de historia,
esa ausencia que conlleva cualquier fin,
cualquier conclusión
o epílogo de novela.
Estos meses han ido de ausencia; de intensa y profunda ausencia...
de ti.

Dibujaría la silueta de tu espalda una y otra vez.
La deformaría como te he deformado a ti...
como cualquier enamorada sabe que ve algo diferente a lo que los demás ven.
Por eso dibujaría tu espalda, caminando a lo lejos.
Los demás verán un montón de rayas sueltas ocupando espacio.
El dibujo nace y se copia,
se mueve como tu espalda,
se copia hasta ser un pedazo de papel,
un montón de tinta,
un regazo de una mano que escribió,
quién sabe,
para alguien.



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